Columna El Observador Urbano: “Premio Nacional a un Arquitecto que Hace Ciudad”
Es sorprendente que el Premio Nacional de Arquitectura de Chile no esté en la lista ritual de los 11 oficiales, los que entrega el Presidente de la República en el Palacio de La Moneda. Es una ausencia inexplicable.
Teodoro Fernández Larrañaga, el nuevo Premio Nacional de Arquitectura, es un ejemplo de los que “hacen ciudad” y transforman nuestra vida cotidiana, dándole un sentido a nuestra convivencia. Tema muy nacional y digno de La Moneda, tiene que ver con el saber habitar el territorio y valorar el patrimonio.
Las grandes obras nos identifican, para bien o para mal. A ojo extranjero nosotros “somos” la torre del Costanera Center, tal como un parisino es parte de la Torre Eiffel. Es por eso que, desde siempre, los grandes estadistas han dedicado tiempo a la empresa, muy política, de mejorar las ciudades y levantar imágenes icónicas que las representen.
Supone también aceptar que toda ciudad está en red. En nuestro caso, Valparaíso, Lima y Buenos Aires son parte de nuestro barrio, y Teodoro Fernández fue uno de los primeros en observar que el Pacífico y el Atlántico definen dos ejes distintos: aquí, valles montañosos de buenos suelos; allá, pampas y llanos dilatados de tierra delgada.
Es por eso que el Parque Bicentenario de Vitacura, proyecto de Fernández Larrañaga y su equipo, nos ofrece la posibilidad de levantar la mirada hacia sus cumbres. Los cerros Lo Saldes y Manquehue, la cordillera, hasta el clima del valle, son protagónicos en este parque que celebra nuestra geografía. Brinda un uso y goce que subraya nuestra identidad.
Lo mismo su remodelación del Parque Inés de Suárez en los años 90, cuando lo abrió a la vista de El Plomo, el San Cristóbal y el San Ramón. El Estadio Nacional parece una ensimismada mole de hormigón, pero el nuevo Premio Nacional ganó el concurso para incorporarle un parque con su propuesta que eleva recorridos para ofrecer “un balcón del valle”.
Integró igualmente los equipos creadores de intervenciones notables en edificios patrimoniales, como la “plaza interior” del Centro de Extensión de la Universidad Católica y el Centro Cultural Estación Mapocho.
Cuando seamos una ciudad madura, gente como él estará en el directorio del gobierno metropolitano, al igual que en varias megalópolis innovadoras que inventan los grandes eventos y lugares emblemáticos con que financian su desarrollo.
Tal vez no sea casualidad el origen de Fernández Larrañaga, nacido en el País Vasco, cuyo gobierno invirtió 100 millones dólares para tener un Museo Guggenheim en Bilbao y con ello puso a esa ciudad en el mapa, dinamizó su economía y, en cinco años, recuperó ese monto. En todo caso, este arquitecto es un “producto nacional”, del Colegio Hispano Americano y de la Universidad Católica, donde es profesor titular desde hace varias décadas. Su ejemplar aporte a Chile, su segunda patria, en territorio, urbanismo, arquitectura y paisajismo, deja en evidencia la falta de un Premio Nacional del área.
El caso de Bilbao: www.bm30.es
Teodoro Fernández
El nuevo Premio Nacional de Arquitectura es un ejemplo de los que transforman nuestra vida cotidiana, dándole un sentido a nuestra convivencia.
Fuente: elmercurio.cl