Remates de Propiedades: Viviendas al Mejor Postor

Pese a que existe algo de mito en esta actividad, es una manera efectiva de cancelar una deuda por el

Publicado: 5 Dic 2013

Pese a que existe algo de mito en esta actividad, es una manera efectiva de cancelar una deuda por el lado del que vende, y se transforma en una excelente oportunidad para el que compra.

Parece de película: un objeto de deseo, decenas de personas expectantes y un maestro de fe provisto de un decisivo martillo a punto de iniciar la competencia por la mejor apuesta. Cuando el martillero pregunta ¿Quién da más? los asistentes saben que el juego se acabó y que hay una oferta que supera a sus bolsillos. Nada que hacer, en ese momento el remate ha terminado.

Así de rápidas son las subastas de inmuebles, un sistema de compra donde en menos de un par de horas hay un nuevo propietario y en un par de días, está totalmente cerrado el trato.

La determinación de un precio mínimo, la fecha perentoria del remate, las específicas bases y las garantías bancarias son algunos elementos de este mecanismo.

Otra de las ventajas del proceso es la variedad de inmuebles subastados. No existen características comunes entre estos inmuebles, ya que se pueden encontrar desde departamentos equipados en calle Colón a casas viejas en Estación Central.

TIPOS DE REMATES
Existen 2 tipos de remates: los judiciales y los públicos. Los primeros son ejecutados por martilleros inscritos en la secretaría de la Corte de Apelaciones, mientras que en los públicos un particular el que inicia el proceso para luego ser ejecutado por un martillero público registrado en la subsecretaría de Economía.

Según antecedentes que manejan las instituciones financieras, la mayoría de los remates son de casas, seguidos de departamentos y otras propiedades. Los motivos más frecuentes para subastar una propiedad son contribuciones impagas, disputas entre familiares por derechos de herencias, necesidades financieras y otros motivos como separaciones o deudas impagas.

En el caso de dividendos impagos por más de tres meses, hay una amplia posibilidad de que esa vivienda se liquide al mejor postor. En esos casos, el propietario se entera a través de una notificación personal que hace un receptor judicial o por un aviso en el diario.

Las subastas se realizan un mes después que ha sido difundida en los medios de comunicación, a través de avisos en los diarios. Se puede consultar telefónicamente por las características de la propiedad. También es importante visitar la propiedad para luego adquirir las bases.

Desde que la casa es tildada de ‘rematable’ hasta que es vendida pasan en promedio nueve meses. Pero si hay problemas en los juzgados, la cosa se puede alargar.

PASO A PASO
Para adentrarse en el proceso, es fundamental conocer antes los conceptos del martillo.

Los remates de viviendas pueden ser judiciales o públicos. Los primeros son subastados por martilleros judiciales inscritos en la secretaría de la Corte de Apelaciones. Los segundos provienen de procesos levantados por particulares, y realizado por martilleros públicos, registrados en la subsecretaría del Ministerio de Economía.

En ambos casos, el mecanismo que generalmente se utiliza se denomina «licitación remate», con características propias de cada mecanismo.

Con estas aclaraciones previas, sólo basta en fijarse en los avisos de remate que aparecen a diario en los medios.

En general, las subastas se realizan 30 días después de la publicación del aviso, espacio donde se indica el precio mínimo en el cual se rematará la vivienda. Claro que este puede cambiar radicalmente.

El primer paso es llamar a la institución que publicó la licitación para obtener todos los antecedentes de la propiedad. Luego se pueden adquirir las bases del proceso para enterarse de todos los detalles del mecanismo.

Se recomienda visitar la vivienda y asesorarse por un abogado particular para que revise las referencias que proporciona el martillero o casa de remate.

Si hay interés, los potenciales compradores deben adquirir una boleta de garantía por el monto mínimo publicado en el aviso y entregarla a los encargados de llevar adelante el proceso el día del remate. Sólo pueden participar quienes posean este documento.

FINANCIAMIENTO TOTAL
Estos certificados generalmente corresponden al 10 ó 15% del valor del mínimo exigido. El papel se obtiene en los bancos y puede ser a través de ahorros previos o créditos.

En general, las instituciones financieras solicitan los mismos requisitos de un crédito hipotecarios normal para obtener un préstamo que solvente una casa rematada. Incluso, hasta el 100% del valor.

Luego, el día de la subasta, cada postor escribe en un sobre la cantidad que está dispuesto a pagar por el inmueble, y es la propuesta más alta la que se convierte en el precio mínimo.

Después, todo será suerte y levantar la mano con montos más elevados hasta que el martillero exclame ¡Adjudicada!

SIN OFERTAS
Si en un remate público una vivienda no recibe ofertas, la subasta es declarada desierta y se realiza un nuevo llamado con un precio mínimo menor. Sólo se pueden realizar un máximo de 3 procesos, y si no hay interesados, se busca otra modalidad de venta.

Mientras que en los remates judiciales, si al primer llamado no hay ofertas, se realiza un segundo remate donde el monto mínimo se reduce a los dos tercios del precio inicial de la propiedad; y el tercer llamado es simplemente, al mejor postor.

Fuente: portalinmobiliario.cl